12 poemas tristes

La poesía es uno de los géneros literarios en donde vemos que se habla mucho de los sentimientos. Es por esto que se asocia a la poesía con el amor y el romance. Sin embargo, en ella también se puede apreciar la tristeza, que es una de las emociones más fuertes que podemos experimentar los seres humanos. A lo largo de toda la historia hemos tenido la oportunidad de disfrutar de las creaciones de grandes poetas, muchas de ellas relacionadas con este sentimiento. Sin embargo, muchas veces no damos con ellos o nos cuesta conseguir alguno que sea realmente bueno.
Es por esto que hemos decidido dejarte en este artículo una lista con los poemas más hermosos sobre la tristeza. Al ser un sentimiento tan poderoso, es normal que sirva de inspiración para estas creaciones. Dejamos algunos poemas de poetas reconocidos que seguramente ya conoces. Además, dejamos otros que tal vez no se conozcan, mucho, pero que nos parecieron muy buenos y por eso decidimos compartirlo.
La idea es que puedas tomar el que desees y dedicarlo, compartirlo en redes sociales, dejarlo marcado para leerlo más adelante o usarlo para desahogar tu propia tristeza. Los uses como los uses, estos poemas los dejamos aquí para que puedas encontrarlos más fácilmente.

Índice de contenidos

Poemas tristes

1. El Suicida, de Jorge Luis Borges

No quedará en la noche una estrella.
No quedará en la noche.
Moriré y conmigo la suma
del intolerable universo.
Borraré las pirámides, las medallas,
los continentes y las caras.
Borraré la acumulación del pasado.
Haré polvo la historia, polvo el polvo.
Estoy mirando el último poniente.
Oigo el último pájaro.
Lego la nada a nadie.

Este poema nos habla de un sentimiento de pérdida que, seguramente, todos hemos sentido alguna vez. En sentir una tristeza tal que se decide ya entregarlo todo y dejar de luchar, dejar de pelear en contra de eso. Esto es de lo que nos habla este hermoso y sentido poema. Solo el que ha llegado a ese punto es el que puede comprender lo que realmente se siente, pero en este caso nos deja ver algo de ello de una manera hermosa. Sin embargo, lo bueno de tocar fondo es que, podemos impulsarnos para levantarnos de nuevo.

2. Yo Soy, de Alejandra Pizarnik

¿Mis alas?
Dos pétalos podridos
¿Mi razón?
Copitas de vino agrio
¿Mi vida?
Vacío bien pensado
¿Mi cuerpo?
Un tajo en la silla
¿Mi vaivén?
Un gong infantil
¿Mi rostro?
Un cero disimulado
¿Mis ojos?
¡Ah!, trozos de infinito.

Igual que el caso anterior, este poema nos lleva al momento en el que hemos perdido todo lo que poseemos y ya no nos quedan motivos para luchar. Nuestro corazón, nuestra vida, el cuerpo, el rostro, los ojos, todo que devorado por la tristeza. Es uno de los momentos más desesperantes que podemos vivir y esta escritora nos lo recuerda usando su talento en la poesía.

3. Angelus, de Mario Benedetti

Quién me iba a decir que el destino era esto.
Ver la lluvia a través de letras invertidas,
un paredón con manchas que parecen prohombres,
el techo de los ómnibus brillantes como peces
y esa melancolía que impregna las bocinas.
Aquí no hay cielo,
aquí no hay horizonte.
Hay una mesa grande para todos los brazos
y una silla que gira cuando quiero escaparme.
Otro día se acaba y el destino era esto.
Es raro que uno tenga tiempo de verse triste:
siempre suena una orden, un teléfono, un timbre
y, claro, está prohibido llorar sobre los libros
porque no queda bien que la tinta se corra.

Este es el poema perfecto para describir ese momento en el que nos damos cuenta de que estamos viviendo una parte del destino que nadie os contó. Cuando los días se nos van entre responsabilidades y deberes. Cando no sabemos para qué seguimos en este mundo. No es de extrañar que un texto de Benedetti nos cause tantas emociones cuando es uno de los autores que más sabe plasmar en sus creaciones el verdadero sentir de los seres humanos.

4. Poema 7, de Pablo Neruda

Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes
a tus ojos oceánicos.
Allí se estira y arde en la más alta hoguera
mi soledad que da vueltas los brazos como un náufrago.
Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes
que olean como el mar a la orilla de un faro.
Solo guardas tinieblas, hembra distante y mía,
de tu mirada emerge a veces la costa del espanto.
Inclinado en las tardes echo mis tristes redes
a ese mar que sacude tus ojos oceánicos.
Los pájaros nocturnos picotean las primeras estrellas
que centellean como mi alma cuando te amo.
Galopa la noche en su yegua sombría
Desparramando espigas azules sobre el campo.

El gran Pablo Neruda nos trae uno de los poemas más tristes que se conocen en la historia de la poesía. Se trata de este mar de soledad por el que, a veces, pasamos en la vida. Aquí vemos que se nos habla de vivir solo siguiendo la corriente, de esa sensación de solo estar viviendo los días sin darnos cuenta. El alma que ama se encuentra centelleando en la noche más oscura, esa es la fuerza que se debe encontrar para seguir en la vida.

5. Rima XXX, de Gustavo Adolfo Bécquer

Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino; ella, por otro;
pero, al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: ¿Por qué callé aquel día?
Y ella dirá: ¿Por qué no lloré yo?

En este corto, pero sincero poema nos encontramos con una realidad u aqueja muchos corazones solitarios en la actualidad. Es ese perdón que quedó atrapado en los labios, ese orgullo que no nos dejó avanzar en aquella oportunidad. Ahora, andamos por ahí solo recordando el momento en que nuestra vida pudo haber cambiado, pero nuestro orgullo no dejó que eso sucediera. La tristeza vive dentro de nosotros y parece que así será eternamente.

6. Dónde, de Juan Gelman

¿en qué tinieblas te envolvés? /
no hablo con vos / no me oís hablar /
no te respiro / no te veo / me forjan
los martillazos de tu ausencia /
siempre te amaré/ siempre
mis versos doloridos de vos
diré en la soledad/ como si fueras
fruta secretamente habida/
ciega bajo la falda
de una niña/ perdida en su memoria/
huyendo/
triste de su rubor/

Ese sentimiento de extrañar a alguien que amamos, se convierte en una tristeza realmente pesada que nos toca cargar día a día. En este caso tenemos un poema que nos habla de una manera muy delicada de lo que es vivir extrañando a alguien. La tristeza por no estar al lado de nuestros seres queridos es una carga que se lleva en el corazón. Es por esto que se convierte en un sentimiento del cual es imposible no hablar.

7. “Curriculum Vitae” Blanca Varela

Digamos que ganaste la carrera
y que el premio
era otra carrera
que no bebiste el vino de la victoria,
sino tu propia sal
que jamás escuchaste vítores,
sino ladridos de perros
y que tu sombra
tu propia sombra
fue tu única
y desleal competidora.

A veces creemos que hemos llegado lejos y resulta que todo fue un engaño, entones la tristeza se viene a vivir entro de nosotros Las frustraciones se convierten en sentimientos que nos van apagando el alma y las ganas de seguir adelante. Este hermoso poema nos habla de ese engaño en el que a veces caemos y en lo terrible que se siente, del daño que deja en nosotros pasar por una experiencia así

8. Poema número 19, de Idea Vilariño

Quiero morir. No quiero
Oír ya más campanas.
Campanas – qué metáfora-
o cantos de sirena
o cuentos de hadas
cuentos del tío -vamos-.
Simplemente no quiero
no quiero oír más campanas.

Deseos de muerte, de dejar de vivir en este mundo, el cual ha sido cruel con nosotros. Deses de dejar de caer en engaños, en cantos de sirenas, de no oír más nada ni a nadie. Estos son sentimientos que pululan al rededor de los corazones tristes. En este poema podemos ver esta realidad de una forma muy cruda. Sin duda, la soledad y la tristeza no son para ser vividas por todos los seres humanos, hay algunos que no lo resisten tanto.

9. La Tristeza Pequeña, de Dulce María Loynaz

Esta tristeza pequeña
que podría guardarse en un pañuelo…
Esta tristeza que podría echar
con las flores marchitas.
Que podría llevársela volando
el viento.
Y que no vuela.
Y que no se echa.
¡Y que no cabe ya en mí toda!…

Muchas veces tomamos la tristeza como un sentimiento débil, pequeño e insignificante. Esto es así, pues desconocemos todo lo que este sentimiento puede causarnos en la vida. Esa sensación pequeña que se nos va instalando en el alma se puede convertir en el sentimiento más amargo que podamos sentir en la vida. No subestimes el poder de la tristeza, este puede ser muy doloroso y destructivo.

10. Una Lección, de Lang Leav

La chica que sonríe todo el tiempo
es la que nunca está bien
El chico al que le rodean
los amigos
desea que la vida termine
Para los que dicen que nunca lo supieron:
El más triste no deja señales.

Muchas veces la tristeza vive detrás delas sonrisas y los buenos momentos. Según este poema, la tristeza no deja señales, pero esto es cuando ya está demasiado arraigada dentro de nosotros, cuando ya aprendimos a vivir con ella Esto no quiere decir que sea fácil sobrellevarla, sino que se tiene que vivir como en dos realidades distintas, lo cual no es saludable para nadie.

11. Una pregunta, de Robert Frost

Una voz dijo, mírame en las estrellas
Y dime en verdad, hombre de la tierra,
Si todas las cicatrices del alma y cuerpo
No fueron demasiado precio a pagar por vivir.

En este poema nos hacen pensar que la marcas de la vid a veces pueden ser realmente demasiado para llevar. Sin embargo, la vida siempre vale la pena vivirla, aún cargada de momentos difíciles. Para este escritor, parece que nada de eso vale la pena, eso es lo que transmite en este escrito.

12. Tristes Guerras, de Miguel Hernández

Tristes guerras
si no es amor la empresa.
Tristes, tristes.
Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes, Tristes.
Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes, Tristes.

Miguel Hernández nos trae este corto poema llena de tristeza y melancolía donde nos dice que si no es por amor, entonces de nada sirve la vida. Las palabras y todo lo que podamos dar, se vuelve nada cuando estamos tristes. Nos hace ver el amor como una empresa en la que se debe invertir, pero si no tienes empresa entonces es triste.

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